martes, 21 de octubre de 2008

La dictadura militar en Argentina

Tras la muerte del presidente Juan Domingo Perón, en 1973, su esposa y vicepresidenta en ejercicio, María Estela Martínez, asumió el mando del país, que poco a poco fue sumiéndose en una crisis política y económica.

A mediados de 1975, Isabel se alejó en forma temporal del gobierno, que quedó en manos de Ítalo Argentino Luder, por entonces presidente del Senado.

Desesperados por el rumbo que estaba tomando el país a nivel económico y también político, Antonio Cafiero, quien era en ese entonces ministro de Economía (apoyado por la CGT), procuró sin éxito controlar la inflación, mientras que Isabel trató de controlar la crisis interna del peronismo.

El Rodrigazo

Una vez controlada la crisis abierta en junio de 1975 con el Rodrigazo, cuando el por entonces ministro de Economía Celestino Rodrigo dispuso un ajuste que duplicó los precios con el objeto de eliminar la distorsión de los precios relativos, provocando una tasa de inflación que llegó hasta tres dígitos anuales y una suba de precios del 300%, desabastecimiento de productos básicos, combustibles e insumos para el transporte (lo que derivó a fines de junio de ese año en una huelga general de 48 horas que marcó el declive definitivo del gobierno de María Estela Martínez de Perón), el equipo económico de los militares definió y llevó adelante dos medidas principales: la apertura de la economía y la liberalización de los mercados financieros.

Un gobierno sin consenso

Poco a poco, el empresariado, las Fuerzas Armadas y los partidos políticos (no sólo de la oposición) le fueron dando la espalda al gobierno de Isabel, lo que agudizó la violencia.
El descontrol económico, la virulencia política y la evidencia de la descomposición del gobierno abrieron la puerta por la que volvieron los militares al gobierno.

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